En el borde de la Sierra de Buçaco, donde la montaña alcanza los 547 metros de altitud, se encuentra el Bosque de Bussaco, cercado por un elevado muro con once puertas de entrada. Haz de ellas el punto de partida para un paseo por la naturaleza de la región y déjate conquistar por la exuberancia serena, casi mágica, del verde intenso de Buçaco.
Después de recorrer los caminos de la sierra, descansa en el Palace Hotel do Bussaco, uno de los más bellos edificios neomanuelinos de Portugal, o visita el Convento de Santa Cruz, donde el General Wellington pasó la noche durante la batalla de Buçaco. Déjate envolver por el encanto de la flora y la historia de este lugar.
La extensión del Bosque de Bussaco está muy por debajo de la de los grandes bosques de Europa. Sin embargo, la variedad de sus especies vegetales los supera en gran medida. Dentro de los muros construidos por los Carmelitas Descalzos existen cerca de 400 especies nativas de la parte portuguesa del Arco Atlántico y aproximadamente 300 que provienen de otros climas. El elemento más representativo de esta simbiosis es el cedro de Bussaco, un imponente ciprés originario de México, que fue probablemente la primera especie plantada en el bosque por los monjes en 1656. El Cedro de São José, plantado hace 350 años por los monjes junto a la puerta con el mismo nombre, es el símbolo local de esta imponente especie de árboles.
Las camelias siempre han sido elementos ornamentales fascinantes desde hace siglos. Pero fue en el siglo XIX cuando esta fascinación alcanzó su punto álgido, especialmente en el norte del país, en Sintra y en el mágico Bosque Nacional de Buçaco, donde las condiciones climáticas eran muy favorables para el desarrollo de esta seductora flor. Las camelias eran muy populares entre los coleccionistas aristocráticos.
El Bosque Nacional de Buçaco posee una increíble colección de 180 ejemplares de Camelia (Camellia japonica). Esta colección data de 1884 y fue un regalo de Alfredo Allen, vizconde de Quinta Villar d'Allen. Las camelias de Buçaco pueden verse en todo el Bosque, pero especialmente junto a los jardines del Palacio de Bussaco y alrededor de la Fuente de S. Silvestre y el gran lago del Bosque de Buçaco.Estas románticas flores florecen entre febrero y mayo. Tanto en el siglo 19 como en la actualidad, las camelias siguen encantando a todo el mundo. Un gran leitmotiv para descubrir la riqueza botánica del Bosque Nacional de Buçaco.
Si hay un lugar fresco y tranquilo para pasear, ese lugar es el Bosque de Bussaco. Con seis itinerarios para recorrer a pie, debidamente señalizados, el bosque te invita a lanzarte al descubrimiento de su botánica deslumbrante. Sigue hasta el Vale dos Fetos y disfruta en sus lagos, refréscate en las numerosas fuentes distribuidas por la cerca y admira sus rincones naturales dibujados por la lujosa vegetación. También puedes explorar el bosque a través de las rutas históricas: admira las imponentes puertas de la cerca o las ermitas construidas por los Carmelitas Descalzos, erguidas en perfecta armonía con los árboles. Recorre los Passos da Paixão de Cristo, sube hasta el Miradouro da Cruz Alta y, para acabar, ve hasta las Almas de Encarnadouro para visitar el Museo Militar.
Durante la Tercera Invasión Francesa, Bussaco demostró ser un lugar determinante para el desarrollo de los acontecimientos. El 27 de septiembre de 1810 se enfrentaron en la Batalla de Bussaco las tropas anglo-lusas, lideradas por el General Wellesley, y las tropas francesas de Massena. Aprovechándose de las propiedades defensivas del terreno y contando con 50.000 hombres, Wellesley detuvo la ofensiva napoleónica hacia Lisboa, asestando un duro golpe a las fuerzas napoleónicas y animando la moral y la perseverancia de las fuerzas portuguesas e inglesas. Este enfrentamiento acabaría por ser fundamental en el desarrollo de los acontecimientos militares que se sucedieron y que acabaron con la expulsión definitiva de las tropas francesas. Las tierras de Bussaco reviven aún hoy el aura de gloria y valentía con que Portugal resistió al invasor.
Ubicado a norte de Coimbra en el centro del Bosque de Bussaco, verdadero ex-libris botánico nacional, plantado por los Carmelitas Descalzos en el siglo 17, este palacio leyendario, en el más esplendoroso estilo neo-manuelino, fue edificado entre 1888 y 1912 para los últimos reyes de Portugal y convertido en hotel de lujo en 1917.
El actual edificio del hotel, de estilo neomanuelino, está decorado con paneles de azulejos, frescos y pinturas alusivas a los Descubrimientos portugueses, todos ellos firmados por algunos de los grandes maestros de las artes.
Además de su servicio personalizado y impecable, su encuadramiento excepcional en el paisaje, la majestuosidad de su fachada ecléctica, la oda al Romanticismo en la singularidad y belleza de sus interiores, la temática de la Epopeya de los Descubrimientos que se respira en cada paso, sus obras de arte con destaque para la más amplia colección de fabulosos paneles de azulejos del siglo 19, sus lujosos salones y restaurante en estilo árabe, con su aclamada cocina y los famosos vinos de Buçaco hacen del Palace Hotel do Bussaco uno de los más bellos y históricos hoteles del mundo.
¡Un verdadero palacio de cuento de hadas en el corazón de un bosque encantado!