Fundada en el siglo I a. C., en la época del emperador Augusto, Civitas Igaedinorum jugaba un papel fundamental en las vías de comunicación entre Coimbra y Mérida. Tomada por los Visigodos en el siglo VI y llamada Egitania por sus nuevos ocupantes, la población se convirtió en una importante sede episcopal. De esta fecha data la imponente basílica, conocida como Catedral Velha (Catedral Vieja), que se levantó sobre los restos de la iglesia paleocristiana erigida en los primeros tiempos del cristianismo, así como el Paço Episcopal.
Cuando los ejércitos árabes tomaron Egitania en 713, se reconstruyó la cerca defensiva que protegía la ciudad desde la época romana. Con la reconquista de la Beira Interior por parte de Afonso Henriques, Idanha pasó a formar parte de los territorios donados a la Orden del Temple. Para afirmar el dominio sobre esas tierras, antaño de las más ricas y prominentes del territorio portugués, los Templarios construyeron en 1197 una gran torre defensiva, conocida habitualmente como el Castelo de Idanha (Castillo de Idanha). D. Sancho II le donó su carta foral en 1229, en un intento de asentar allí a la población, y D. Dinis ordenó reformar las murallas defensivas. Posteriormente, y ya haciendo frente a una inevitable desertización, D. Manuel le volvió a dar carta foral a Idanha, reforzando su poder local como sede de municipio, como queda patente en la picota que se yergue frente a la iglesia matriz. Idanha-a-Velha es uno de los testimonios más importantes de la historia del territorio antes de la nacionalidad, mostrando en el dibujo antiguo de sus calles y en las piedras de sus puentes, iglesias y de la catedral su importancia como metrópolis de la Antigüedad Ibérica.
En Idanha-a-Velha, que no te pierdas:
La Sé Catedral y su baptisterio, y el Paço Episcopal
El horno comunitario y el lagar de varas
La torre de los Templarios
El puente romano sobre el río Pônsul
Las capillas de São Dâmaso, del Espíritu Santo y de São Sebastião
La estación arqueológica de Egitania