Implantada en un macizo granítico junto a la Serra de Opa, Sortelha es un pequeño pueblo que ha mantenido su trazado medieval. Las casas, rodeadas por las murallas del imponente castillo, acompañan la irregularidad del terreno. El local donde la población se estableció, con una disposición de difícil acceso que facilitaba la defensa contra ataques enemigos, mostró desde siempre evidentes ventajas estratégicas militares, por lo que fue objeto de sucesivas ocupaciones desde el Neolítico.
Tras el asentamiento del primer castro llegaron las ocupaciones romana, visogoda y musulmana, hasta que, tras la Reconquista cristiana, la proximidad de Sortelha con el vecino reino de Castilla fue fundamental para que el rey D. Sancho I fomentara su repoblación. D. Sancho II, que en 1228 le otorgó carta foral, ordenó edificar el castillo en la cima de una impresionante elevación granítica. Posteriormente, la torre del homenaje y la alcazaba fueron reforzadas por las murallas ovales que aún hoy protegen el caserío del pueblo, construidas probablemente por orden de D. Dinis. El venturoso rey D. Manuel renovó la carta foral y mandó construir una picota a los pies de la fortificación, en la misma época en que la población se expandía lentamente por fuera de las murallas.
Sortelha conserva su legado medieval, el caserío diseminado como un anfiteatro regular de granito anidado entre las murallas, a la sombra de la silueta altiva de la torre del homenaje, memoria de las historias de la primera historia de Portugal.
En Sortelha, no dejes de visitar:
El castillo y la cintura de murallas
Los Passos de Via Sacra
La Igreja Matriz, dedicada a Nossa Senhora das Neves
Las capillas de São Sebastião y de Santiago
El antiguo Hospital de la Misericórdia y la Iglesia de la Misericórdia
Los numerosos solares y casas señoriales presentes por todo el pueblo
“Pedra do Beijo” ("Piedra del Beso") y “Cabeça da Velha” ("Cabeza de la Vieja"), dos formaciones graníticas con formas inusuales