Pueden ser insignificantes puntos en el mapa del mundo, pero gracias a ellos cambió el destino de un país. Con ubicaciones estratégicas junto a la frontera española, los Pueblos Históricos de Portugal son fruto del trabajo de varias generaciones de reyes que, preocupados por la defensa del territorio, se encargaron de poblar y fortificar la región.
Hoy en día, los Pueblos Históricos son un destino muy apreciado por los viajeros nacionales e internacionales. Lugares con un patrimonio histórico fascinante, con ubicaciones geográficas únicas en el corazón de los paisajes naturales más impresionantes hasta donde alcanza la vista. Lugares para viajeros concienciados que valoran la sostenibilidad en acción y no sólo un concepto fuerte en letras de neón. Lugares para el turismo activo que ofrecen abundantes rutas em bici y de senderismo. Lugares para los amantes de la buena mesa que se deleitan con sabores genuinos y productos endógenos excepcionales. Lugares formados por gente auténtica que te hace sentir como en casa.
Los 12 Pueblos Históricos de Portugal son verdaderos baluartes del pasado con la mirada puesta en un futuro más sostenible para las generaciones venideras. Las Aldeas Históricas están comprometidas con la neutralidad de carbono. Construyendo un planeta mejor.
Las Aldeas Históricas y sus municipios han firmado un acuerdo con la Agencia de la Energía, E-REDES y las comunidades GREENVOLT, para la neutralidad de carbono. Con este acuerdo, todos los firmantes proyectan alcanzar una posición de eficiencia hídrica y energética con un objetivo de reducción del 45% de CO2 para 2030.En cuanto a las comunidades energéticas, el proyecto piloto se implantará en las Aldeas Históricas de Sortelha y Linhares da Beira, con el objetivo de que se replique en toda la red de 12 Aldeas Históricas. Energía limpia, más barata y para todos será el gran objetivo.En 2022, las Aldeas Históricas firmaron una asociación con Renault Portugal para proporcionar cinco coches eléctricos en la Aldea Histórica de Castelo Novo, un proyecto que se implementará en todas las aldeas.
Situada en una vasta meseta sobre el río Côa, Almeida fue una de las principales fortalezas de Portugal durante la Edad Moderna. Con ocupación humana desde el Paleolítico, el topónimo, "al mêda", que significa "la mesa" surgió durante el periodo árabe, aludiendo probablemente a la meseta sobre la que se estableció la población.
Tierra de Judíos y cuna de los "Cabrales", Belmonte integraba la línea defensiva que, antes de la firma del Tratado de Alcañices en 1297, protegía el Alto Côa. Después del establecimiento de la frontera, el castillo de Belmonte fue perdiendo importancia estratégica y la población se extendió por fuera de las murallas.
Situada entre el paisaje agreste que rodea el río Côa, la aldea de Castelo Mendo fue, durante la Edad Media, un núcleo urbano de gran importancia, debido a su proximidad con la frontera y a las excelentes características defensivas que ofrecía en la época de la fundación de la nacionalidad.
Nacida en una colina sometida a los acantilados de la Serra da Gardunha, la aldea de Castelo Novo está estrechamente vinculada a los orígenes de la nacionalidad portuguesa. A semejanza de muchas otras poblaciones fronterizas, Castelo Novo creció a la sombra y alrededor de sus murallas, con callejuelas estrechas, que serpentean por la ladera hasta llegar a la torre del homenaje. Castelo Novo fue distinguida como "Best Tourism Village" por la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas.
La historia de este macizo de la Serra da Marofa se pierde entre leyendas, que atribuyen el origen de Castelo Rodrigo a los Vetones y a un castro que habrían construido allí. Pero en realidad, los vestigios más antiguos de ocupación del territorio datan de la Edad Media, y el castillo que se levanta, imponente y altivo, protegiendo a la población medieval de Castelo Rodrigo, fue fundado por Alfonso IX de León. Castelo Rodrigo fue distinguida como "Best Tourism Village" por la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas.
Pequeña aldea situada a orillas del río Pônsul, Idanha-a-Velha se impone por su belleza y antigüedad. Fundada en el siglo I a. C., en la época del emperador Augusto, Civitas Igaedinorum jugaba un papel fundamental en las vías de comunicación entre Coimbra y Mérida.
Situada en la ladera noroeste de la Serra da Estrela, la villa de Linhares da Beira se levanta en el medio de un magnífico paisaje. Por su ubicación, que permite una defensa eficaz, la población fue ocupada desde la Edad de Hierro, y allí fue fundado un castro. La capital del parapente!
Hoy, con su imponente castillo, las murallas y la sólida torre del homenaje emergiendo de las rocas, Mariava destaca en el paisaje envolvente, erguida como una memoria de los tiempos medievales. Dispuesta sobre un macizo rocoso, Marialva se muestra orgullosa como una población parada en el tiempo. Ocupada desde la Prehistoria, el núcleo de la tribu lusitana de los Aravos se estableció allí con un castro, y se resistió con valentía a las invasiones romanas.
Incrustada en la ladera de una gran elevación escarpada, Monsanto se yergue en un saliente altivo, con su caserío de granito que, al mismo tiempo, se destaca y se confunde con el sistema rocoso. La aldea, elegida en 1938 como la más portuguesa de Portugal, fue ocupada desde el Paleolítico.
Dispuesta armónicamente sobre los bancales que escalan la Serra do Açor, la aldea de Piódão se integra completamente con la naturaleza que la rodea y de la cual parece formar parte. Sus casas con cuerpo de esquisto y tejados de loza, que se confunden con el suelo irregular de la calle y con los colores de la serranía, se conectan entre sí por medio de escaleras que vencen los desniveles del terreno. ¡Una auténtica postal navideña!
Implantada en un macizo granítico junto a la Serra de Opa, Sortelha es un pequeño pueblo que ha mantenido su trazado medieval. Las casas, rodeadas por las murallas del imponente castillo, acompañan la irregularidad del terreno.
Trancoso es una clase de historia en piedra, manteniendo la solemnidad de la época medieval, en que el imponente castillo y sus quince torres protegían la frontera, y el aura de gloria por haber sido escenario de una valiente defensa de la independencia nacional.