En la Beira Baixa, a pocos kilómetros de España, una población típica se extiende a lo largo de la ladera de la sierra. Su privilegiada posición defensiva fue probablemente una de las razones del asentamiento en este lugar de un poblado neolítico, posteriormente convertido primero en castro lusitano y más tarde en población romana. También contó para ello la atracción ejercida durante siglos por la existencia de oro por extraer en el lecho del río Pônsul.
Hoy en día, los principales atractivos para los visitantes de Penha Garcia son, sin duda, las deslumbrantes vistas que rodean el pueblo, la originalidad de su castillo, encaramado en la cima de la peña, y las marcas que la naturaleza y la historia han dejado aquí. Ven a conocer esta tierra llena de leyendas y tradiciones, con todo el encanto de la Beira Baixa.
Construido, posiblemente, durante el reinado de D. Sancho I para ayudar a proteger la frontera portuguesa de las embestidas de León, el castillo de Penha Garcia fue donado por D. Dinis a los Templarios más de cien años después, volviendo a ser posesión de la Corona en el siglo XVI, con la extinción de las órdenes.
Vale la pena subir a la cima de la peña para recorrer las imponentes murallas y observar el magnífico paisaje que rodea la población. Las piedras nos cuentan la leyenda de que por allí todavía vaga el fantasma del antiguo alcaide del castillo, D. Garcia. Tras secuestrar a la hija del gobernador de Monsanto, D. Branca, el noble fue capturado y condenado a muerte. Pero los llamamientos a la misericordia de D. Branca supusieron la reducción de su pena. Condenado a perder un brazo, D. Garcia sigue siendo conocido como "el cercenado".
Si el hombre ha dejado su huella en Penha Garcia, puede decirse lo mismo de la naturaleza. Uno de los mayores tesoros de la población se encuentra en sus rocas cuarcíticas, con 490 millones de años. En el tiempo en que todos los continentes estaban unidos por el Polo Sur, los mares estaban habitados por organismos invertebrados que se desplazaban por los substratos areno-arcillosos, dejando huellas. A dichas huellas, que se conservaron en las rocas sedimentarias y son visibles aún hoy en Penha Garcia, la gente las llama las serpientes pintadas y científicos icnofósiles. Aunque los habitantes de Penha Garcia se han acostumbrado hace mucho a su presencia, los investigadores siguen estudiándolas, considerándolas una contribución importantísima al conocimiento científico de un pasado con millones de años.