Alcobaça, magníficamente situada entre la Sierra de Candeeiros y el litoral, cuenta con nueve playas seguras y galardonadas - Água de Madeiros, Pedro do Ouro, Polvoeira, Paredes da Vitória, Vale Furado, Légua, Falca, Gralha y São Martinho do Porto - que impactan a sus visitantes por su llamativa belleza natural.
"Hay lugares de los que nunca volvemos, en los que sólo podemos quedarnos". Estas fueron las sentidas palabras del Rey Don Carlos sobre la impresionante belleza de la playa de São Martinho do Porto. Según este monarca -el último Rey de Portugal que reinó de 1863 a 1908- esta playa era uno de los lugares más bellos del mundo.
São Martinho do Porto era uno de los puertos marítimos de Alcobaça, donado por el primer Rey de Portugal, Dom Afonso Henriques, a la Orden del Císter en 1153. La pesca, la construcción naval y la reparación de barcos fueron el núcleo de la identidad de esta encantadora ciudad que creció alrededor de su inspiradora bahía.
Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX cuando São Martinho do Porto se convirtió en un importante lugar de veraneo para los aristócratas portugueses. De hecho, las casas señoriales de los aristócratas estaban estratégicamente situadas en el paseo marítimo de São Martinho do Porto, una bahía en forma de concha. La playa era descrita con humor como "el bidé de las marquesas". Aún se conservan algunos edificios de estilo art nouveau que destacan por su brillo cosmopolita, típico de una estación balnearia de la belle époque.De lugar de veraneo distinguido, São Martinho do Porto se ha convertido en una de las playas más acogedoras de Portugal. Su configuración geográfica la hace absolutamente adecuada para familias. La playa es una bahía de aguas tranquilas y agradables, ideal para que los niños se bañen sin peligro. De hecho, la bahía define la identidad y el espíritu del lugar.En la actualidad, la playa de São Martinho está unida por pasarelas de madera a la playa de Salir do Porto, en el distrito de Caldas da Rainha.
Créditos fotográficos: Pedro Soares Mello