Gracias a su topografía plana, Aveiro es una ciudad perfecta para realizar recorridos a pie. Un destino lleno de referencias históricas que merece una visita detallada.
Tras 20 años de obras de recuperación, la increíble estación de tren de Aveiro abre por fin sus puertas a todos los visitantes y viajeros, deseosos de descubrir un legado de azulejos portugués único. ¡Vuelve una verdadera postal de esta ciudad de la luz!
Aparte de otros muchos aspectos, la estación de trenes de Aveiro es un verdadero lugar emblemático. Completamente cubierto de azulejos azules y blancos, que representan escenas regionales, este sorprendente edificio se destaca como la colección más significativa de azulejos al aire libre de la ciudad.La emblemática estación de tren de Aveiro cuenta ahora con una tienda, donde los visitantes pueden comprar los mejores productos regionales. João Mendes Ribeiro es el arquitecto responsable de las fantásticas obras de renovación que respetan realmente la originalidad y la riqueza de los paneles de azulejos. El edificio se puede visitar de 10:00 a 18:00 todos los días de la semana.
El edificio de Capitanía do Porto de Aveiro en la actualidad pertenece al Consejo Municipal de Aveiro. También se conoce como "Capitania dos Arcos" y su historia, es realmente larga.Inicialmente construido como un molino de marea, que más tarde se convertirá en un edificio de apoyo a la fábrica de porcelana José Ferreira Pinto Basto, quien fundó la internacionalmente conocida marca Vista Alegre. Más tarde, en 1903, Francisco Augusto da Silva Rocha remodeló el edificio para albergar la Escuela de Dibujo Industrial.
Los franciscanos fundaron su comunidad en Aveiro en 1524. La iglesia de Santo António es una obra ya del siglo siguiente, de estilo barroco, en que la suntuosa decoración de talla y azulejo del espacio interior nos cautiva por el contraste con la austeridad de la piedra en la fachada.
Se trata quizás de la iglesia más conocida de Aveiro, debido a su fachada cubierta de azulejos. Entre los pequeños cuadrados de cerámica azul y blanca se levanta el portal de piedra, imponente, donde reina la imagen de la Senhora da Misericórdia. Vale la pena visitar el interior del templo y dejarse deslumbrar con las paredes forradas de azulejos, las filas de sillas de talla y los retablos de oro y color.
El Convento do Carmo, fundado en 1613 por los Frailes Carmelitas Descalzos, destacó principalmente por su función educativa, en la época en que estaba instalado allí el Colegio de Filosofía. El edificio sigue las reglas de construcción de la orden carmelita, y en el interior ganan presencia los retablos de talla dorada y las molduras de azulejos, que llaman la atención en la estructura de piedra manierista.
La Catedral de Aveiro está situada en el antiguo convento dominico, conocido por haber sido la primera comunidad religiosa que se instaló en la ciudad. La Iglesia llama la atención inmediatamente por su magnífica fachada, con imágenes de las Virtudes Humanas y la imponente torre del campanario. En el espacio interior domina el blanco de la piedra caliza; las diversas capillas están decoradas por conjuntos de talla, piedra y azulejo de diferentes épocas.
El Convento de las monjas del Carmo fue construido en el siglo XVII, a petición de una familia noble de Aveiro. Las obras se acabaron alargando durante casi 200 años, y la Iglesia das Carmelitas, como se la conoce, sólo se concluyó a finales del siglo XVIII. Vale la pena ver el interior del templo, de una riqueza casi seductora, donde el dorado de la talla se mezcla con el azul y el blanco de los azulejos, en contraste con los colores fuertes de las pinturas del techo.
El Museo de la Arte Nueva ha abierto sus puertas en Aveiro en la Casa Major Pessoa, un verdadero icono de la arte nueva. Este museo propone un viaje a través del tiempo y del conocimiento. El Museo de Arte Nueva posee también una encantadora casa de té, donde podrá hacer una pausa refrescante.
Es un mercado delicioso. Desde 1910 está en el barrio de Beira Mar. Además del pescado, fresquísimo, siempre puede subir al restaurante, en el primer piso y, luego, sólo elegir. Pescado, por supuesto.