En la Sierra do Montemuro, el conocimiento de la madre naturaleza es tan antiguo como los paisajes naturales que la rodean. Los habitantes de los pueblos acogedores conocen de memoria la mejor época para plantar y cosechar. Los alimentos tienen un significado casi sagrado, por lo que cada producto debe consumirse en su momento. Este es el secreto de unos sabores absolutamente únicos: el respeto al ritmo de la naturaleza.