Especialmente en las regiones del interior del Centro de Portugal, existe una antigua tradición de amontonar leña delante de las catedrales e iglesias para encender el "madero". Una forma de reunir a la comunidad, así como un símbolo del espíritu de solidaridad y hermandad tan típico de estas fiestas.
Es una manifestación con vocación de convivencia, en la que se comparte la costumbre privada de reunión alrededor de la chimenea, consolidando la cohesión del grupo local. Consiste en una gran hoguera que se realiza en el atrio de la iglesia, o en otro lugar semejante de organización social y espacial, donde la población se reúne después de la Misa del Gallo. La hoguera llega a alcanzar la altura de la iglesia, ardiendo toda la noche hasta que se apaga. Sus restos se guardan para su consumo a lo largo del Inverno.
Se distingue el ritual que se realiza en algunas localidades del distrito de Castelo Branco, que presenta algunas especificidades mantenidas a lo largo del tiempo. Allí, el deber de recoger la madera queda a cargo de los chicos solteros y de los jóvenes convocados para el servicio militar. Últimamente los casados también ayudan, debido a la alteración de los hábitos cotidianos y a la disminución de la población, consecuencia de las guerras coloniales y de la emigración.El corte y transporte de la madera se realiza en la víspera del día de Navidad o el domingo anterior. En la aldea, la población espera la llegada del grupo, anunciada por la campana de la iglesia, transformando esta etapa en un momento de alegría, a menudo acompañado de música y cánticos. A media noche, la Misa del Gallo y el encendido de la Hoguera comienzan al mismo tiempo.
El Madero de Penamacor, a 45 km de la ciudad de Castelo Branco, es particularmente impresionante. Una celebración maravillosa de la magia navideña y del sentido de pertenencia a la comunidad.