En Portugal, las cuatro razas endógenas de gallinas: la Pedrês Portuguesa, la Preta Lusitânica, la Amarilla y la Blanca están al borde de la extinción, por lo que su preservación es absolutamente urgente.
Sin embargo, las razas de gallinas portuguesas, aunque naturalmente menos productivas, son más robustas y menos permeables a las enfermedades, mostrando una mejor adaptación a las condiciones ambientales y territoriales.
Las razas de pollos autóctonas se crían en sistemas de explotación tradicionales, con los animales en libertad, en el campo y/o al aire libre. Se alimentan de cereales, hierba, coles y otros productos sobrantes de las granjas, con libertad para elegir lo que quieren comer. Los animales son extremadamente resistentes y fáciles de criar, con buenas cualidades maternas para la incubación natural.
Este tipo de producción avícola aporta beneficios desde el punto de vista de la sostenibilidad social y medioambiental. Requiere poco consumo de agua y medicamentos, y no causa problemas relacionados con la emisión de efluentes, gases y olores, por lo que tiene escaso impacto ambiental. De este modo, los ganaderos disponen de carne y huevos de la mejor calidad, producidos a bajo coste y sin impacto negativo en el medio ambiente.
El consumo de carne de pollo ha aumentado en los últimos años, principalmente debido a la sustitución de otros tipos de carne. La carne de ave es rica en proteínas y baja en grasas. Los portugueses son muy aficionados al pollo a la barbacoa. Es un plato obligatorio en todo el país.
La cazuela de pollo de Alcobaça es otra extraordinaria delicia gastronómica.
Porque comprar productos locales es la clave de un futuro más sostenible, puede comprar excelentes pollos portugueses (concretamente de las razas Amarela y Preta Lusitânica) a la productora Elisabete Sousa, establecida en el pueblo de Zorro, cerca de Coimbra.