Fundada durante el reinado de Afonso Henriques, la antigua Catedral de Coimbra, considerada una joya del Románico portugués, es la única catedral portuguesa construida en la época de la Reconquista cuya estructura nos ha llegado intacta hasta la actualidad.
Vale la pena atravesar el magnífico portal, que recuerda la entrada de una fortaleza, y descubrir el interior, donde la piedra construyó un espacio imponente marcado por la alternancia de luces y sombras, llevándonos entre columnas macizas y delicados capiteles repletos de hojas y figuras de animales.
Guarda algo de tiempo para admirar el magnífico retablo, esculpido en talla, que decora el centro de la capilla mayor, una obra renacentista de Olivier de Gand y Jean d'Ypres. Junto a la iglesia, puedes respirar el silencio del claustro gótico, que invita a la calma y al deleite.
Y, por último, da la vuelta al edificio y sitúate frente a la Puerta Especiosa, símbolo de la Coimbra renacentista, erudita y cultural. Esta obra notable de João de Ruão fue esculpida como un gigante retablo en piedra, conteniendo piezas escultóricas de delicada belleza. A los lados de la entrada, el Profeta Isaías y São João Baptista custodian el magnífico medallón en el que fue esculpida una imagen de la Virgem com o Menino (la Virgen con el Niño), una de las más bellas piezas del Renacimiento portugués.