Desde tiempos inmemoriales, la lana, tejida para proteger y dar comodidad, forma parte de la vida cotidiana de la humanidad. Los conocimientos y artes de la fabricación y tinte, la lentitud y la precisión requeridas por las técnicas de producción fueron preservados y perfeccionados a lo largo de cientos de años. Esta cultura de la lana es inseparable de la cultura del pastoreo y de los conocimientos ancestrales de las sociedades agropastoriles. Muy vinculada a ella está la memoria de grandes rebaños circulando entre montañas, guiados por hombres que recorrían territorios inhóspitos y la de poblaciones aisladas en las sierras donde la gente vivía de las tradiciones ancestrales ligadas al tejido.
En la Península Ibérica, fueron principalmente las regiones cercanas del Centro de Portugal y de la Extremadura española las que estuvieron, desde tiempos inmemoriales, ligadas a la trashumancia. Las características únicas de la Serra da Estrela le permitieron ser desde siempre un importante punto de confluencia de las rutas estacionales de rebaños en la zona peninsular, y esta situación privilegiada permitió que muchas de las poblaciones serranas se especializasen en las actividades relacionadas con el pastoreo, especialmente la producción de lácteos y de tejidos hechos con lana.
En realidad, los ricos pastos de la sierra atrajeron grandes migraciones periódicas de los rebaños, que a su vez le dieron a esta región fronteriza portuguesa abundante materia prima para la producción de lana. Así, a lo largo de la historia del país, la Serra da Estrela ha servido como base para una verdadera industria de confección de la lana que ha progresado constantemente.
Estos trayectos de la lana, que tenían lugar entre los caminos de los pastores y sus rebaños y los locales de producción de los tejidos laneros, aparecen documentados en el territorio portugués desde el siglo XII. Hoy en día, es posible reconstruir de manera precisa una ruta formada por numerosos itinerarios que hicieron de la región centro del país, tradicionalmente considerada aislada, una de las que acabó desarrollando más relaciones económicas y sociales con las otras tierras peninsulares.
En las últimas décadas del siglo XX, el Consejo de Europa lanzó una perspectiva cuidadosa a los itinerarios culturales del continente, proponiendo un enfoque que invitaba a los turistas a explorar "los caminos reales o imaginarios en los que (...) se forjó la identidad europea". Y, entre los trayectos de la Europa ancestral, destacó el recorrido terrestre que, a través de la trashumancia y del comercio de la lana, conectó durante siglos las regiones de la Beira Interior, en Portugal, y de la Comarca TAGUS, en España.
Recorrido histórico vinculado a las tradiciones, los saberes y la cultura de las gentes y las tierras interiores de la Península, la trayectoria de la Ruta de la Lana unió, desde tiempos medievales, sierras españolas y portuguesas, pastores y tejedores, productores y comerciantes. Esta trayecto recrea las rutas recorridas por los comerciantes de lana que, desde el siglo XVII y hasta principios del siglo XX, recorrieron los caminos serranos entre Malpartida de Cáceres, donde compraban la lana merina española, y Covilhã, donde la vendían a las fábricas de producción de lana más importantes.
Es por esta Ruta de la Lana, que hoy recrea caminos medievales y tradiciones comerciales entre la Beira y Extremadura, por la que te invitamos a caminar.
En 2007 comenzó un proyecto transfronterizo para estudiar e interpretar estas rutas ancestrales. Coordinado por el Museo de la Lana de la Beira Interior, este importante estudio en profundidad de las rutas laneras de las regiones de la Beira Interior portuguesa, correspondientes a los distritos de Castelo Branco y Guarda, y de parte de la Extremadura española, concretamente la comarca de Tajo-Salor-Almonte, ha permitido identificar más de mil locales de interés histórico, cultural y antropológico para la historia del tratamiento de la lana. Pero, por encima de todo, ha permitido recrear una ruta hecha de paisajes, conocimientos y tradiciones, que se extiende por caminos de trazado inmemorial en el corazón de la Península Ibérica.
Dos museos marcan el inicio y el fin de esta Ruta de la Lana. Empezando en el lado español de la frontera, la ruta parte del Lavadero de Lanas de los Barruecos, en Malpartida de Cáceres, donde actualmente se encuentra el Museo Vostell-Malpartida, un espacio que, desde el siglo XVIII, se usó para la esquila de los rebaños que pasaban por allí en primavera con rumbo a los pastos del norte, así como para el lavado de las lanas merinas recogidas en dichas campañas estacionales. Este gran edificio ligado a la producción lanera preindustrial de la región de Cáceres abastecía a varias regiones de Europa, y era aquí adonde venían periódicamente arrieros y comerciantes de lana de la Beira para adquirir materia prima para las fábricas de Covilhã.
Partiendo de este complejo podemos reconstituir la ruta hecha por estos hombres de otros tiempos, que, tras atravesar las llanuras de la Extremadura española, recorrían las carreteras de la sierra portuguesa, pasando por Idanha, Penamacor y Fundão, y acabando su trayecto comercial en las fábricas de Covilhã. Aquí, en el espacio de la antigua Real Fábrica Veiga, que hoy alberga el Museo de la Lana, termina el recorrido de la Ruta, dejando patente la importancia histórica de este centro económico de la Beira Interior.
La exhaustiva investigación realizada por el proyecto Ruta de la Lana a ambos lados de la frontera de la región central de la Península desembocó en la edición de tres grandes volúmenes que incluyen textos de estudio, fotografías, identificación e inventario de más de 300 fábricas que trabajaron a lo largo de este recorrido, más de 100 caminos de trashumancia y cerca de 700 testimonios patrimoniales autónomos relacionados con las tradiciones de la ruta, como abrevaderos, tanques, espacios pecuarios, refugios estacionales, etc.
El Museo de la Lana de Covilhã dispone de información, mapas y folletos sobre la Ruta de la Lana, para que puedas descubrir las tierras de la región a través de las tradiciones y saberes de una actividad milenaria.
¡Ven a rehacer la historia de la Beira, la Ruta de la Lana te está esperando!