Los Judíos eran una de las más importantes comunidades ~de la Península Ibérica durante la Edad Media. Esta ruta os conducirá a los puntos más notables del legado judío, como por ejemplo: Belmonte, Trancoso, Guarda, Coimbra y Tomar.
Cuando los judíos fueron forzados a elegir entre la expulsión y la conversión, la ciudad se convirtió en refugio de una gran comunidad de nuevos cristianos. Llamados sefarditas o sefardíes —derivados de Sefarad, la designación hebrea para la Península Ibérica—, los judíos ibéricos se establecieron ya en la época del Imperio Romano, conociendo un período de gran crecimiento económico y social durante el periodo musulmán. A lo largo de la Edad Media, los Hijos de Sión que habitaban el espacio del reino portugués se dedicaban a las actividades manuales y financieras, siendo reconocidos como hombres de cultura. Los reyes de la Primera Dinastía incluyeron a miembros del pueblo judío en sus cortes, como altos funcionarios y físicos y en muchas ocasiones recurrieron a la comunidad judía para pedir préstamos.
La tierra de Amato Lusitano, ilustre médico judío, conserva muy vivos en las piedras de las casas del siglo XVI los recuerdos de la comunidad hebrea. La ciudad propone una ruta para que los visitantes puedan caminar por las calles del casco medieval siguiendo la posible delimitación de la antigua judería. En portales de casas de la Rua d'Ega, la Rua Nova y la Rua da Misericórdia se pueden encontrar rastros de los sefardíes que vivieron en ellas.