Sus casas con cuerpo de esquisto y tejados de loza, que se confunden con el suelo irregular de la calle y con los colores de la serranía, se conectan entre sí por medio de escaleras que vencen los desniveles del terreno.
A principios de la Edad Media el núcleo urbano se situaba en el Casal de Piodam, en un valle próximo a la actual aldea, pero la población acabó por cambiar de ubicación, debido a la construcción en el lugar de la abadía cisterciense dedicada a São Bernardo, de la que no quedan restos. Desplazados de su tierra, los habitantes se establecieron en la ladera sur de la sierra, probablemente ya en el siglo XV, donde fueron construyendo, bancal a bancal, esta aldea serrana de incomparable belleza.
El aislamiento al que Piódão se vio destinada a lo largo de los siglos por la dificultad de sus accesos le hizo mantener el sabor medieval del trazado de sus calles, por lo que vale la pena recorrer a pie sus callejuelas empinadas, subir escaleras y laderas por entre las casas de esquisto entrecortadas por las iglesias blanqueadas con cal. A la vuelta, lleva contigo un recuerdo típico de la aldea: licor de castaña, aguardiente de miel o una miniatura en esquisto de una casa de Piódão.
En Piódão, no dejes de visitar:
El conjunto arquitectónico de inusual belleza
La Igreja Matriz
La capilla de São Pedro
El museo de Piódão