El sitio arqueológico se divide en dos ejes fluviales principales: 30 kilómetros a lo largo del río Côa —Faia, Penascosa, Quinta da Barca, Ribeira de Piscos, Canada do Inferno— y 15 kilómetros por las márgenes del río Duero —Fuente Fireira, Broeira, Foz do Côa, Vermelhosa, Valle de José Esteves, Valle de Cabrões.
Como una inmensa galería al aire libre, el Valle del Côa cuenta con más de mil rocas con manifestaciones rupestres, identificadas en más de 70 sitios diferentes, siendo predominantes los grabados paleolíticos, realizados hace aproximadamente 25.000 años.
Reproducciones de caballos, bueyes, cabras, uros, ciervos y cazadores armados se grabaron en superficies verticales de esquisto, usando cuatro técnicas distintas: incisión fina (simple o estriada), piqueteado, abrasión y raspado, a veces combinadas. Algunos grabados del postpaleolítico presentan vestigios de pintura. De hecho, el Valle del Côa alberga tanto pinturas y grabados del Neolítico y del Calcolítico como grabados de la Edad de Hierro y, posteriormente, a lo largo de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, sirvió de soporte para las manifestaciones de los molineros, que se convirtieron así en los últimos grabadores del fondo de este de este inmenso valle.
¡Aventúrate por los hermosos paisajes que enmarcan el río Côa y ven a conocer el arte primitivo de la humanidad!